domingo, 18 de julio de 2010

Torreón

Puedes seguir enumerando cosas, buscar todas las razones, pero entre tú y yo se acabó.

Me fui para ya no escuchar tus gritos de pólvora.

Me cansé de la escena constante de familias mutiladas, de llantos acumulados una lágrima sobre la otra, hasta formar una costra que ya no se nota; ya no se siente.

Ya no soporto el gris de tus calles. El silencio de las miradas que se desvían para ya no ver el rojo que se incrusta en las paredes y en los pisos.

Lo sé.

Habrá quién haya resistido más y peores cosas, pero yo no puedo. Por mucho que me duele reconocer mi cobardía, me duele más regresar sólo a buscar fantasmas, a cavar tumbas, a enterrar fragmentos de las pocas cosas buenas que llegaste a ofrecerme. Sé que de cualquier forma tengo que verte, escuchar de ti las historias tristes que se seguirán acumulando en notas que mañana no serán ni murmullo.

Extrañaré a los amigos que viví por ti, la buena época, aquella ilusión que alguna vez compartimos de llegar a ser algo grande. Han sido muchos años y muchas muertes esperando a que cambiaras.

Te agradezco los años de tranquilidad, esos de cuando no pasaba nada -si acaso el polvo-, las tolvaneras, el calor, la lucha por la cultura, el surrealismo...

1 comentario:

  1. Me haces pensar en las ilusiones, en esos momentos cuano creía tener las fuerzas para todo pero no sabía qué hacer con ellas... Maldición. Algo me dice que releeré tus textos no sé cuántas veces, así que despreocúpate: no todas esas veces tendré la osadía de asentar una opinión.

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